Durante los días previos
al 8 de marzo la Plataforma por una Sexualidad y un Aborto Libres, de
la que forma parte Bloque Obrero, organizó sus primeras jornadas
“Por un salario y una vida dignos, 'trabajos' ya hacemos”
con motivo del Día de la Mujer Trabajadora. La andadura de la
plataforma es aún corta, ya que se formó en mayo de 2013, pero la
asistencia y el interés superaron las expectativas, afirmando así
la necesidad de un proyecto unitario en la ciudad desde el que
trabajar el feminismo de clase.
La Casa de las Palabras
fue el lugar donde se desarrolló la mayoría de las actividades y
allí fue donde durante una semana se pudo visitar la exposición
“Mujeres desveladas” organizada por la Comisión de Igualdad del
IES Galileo y que cedió para esta ocasión a la Plataforma. La
muestra constaba de varios paneles donde se exhibían las fotos y la
biografía de las mujeres que dieron nombre a las aulas del
instituto durante el año 2013.
El miércoles, día 5,
arrancaron las actividades con una proyección de ocho cortos que
trataban el día a día de las mujeres trabajadoras y su relación
con el mercado laboral actual, cada vez más precarizado, más
salvaje y más difícil para nosotras. Desde el humor o desde el
drama estas ocho historias hicieron reflexionar a las y los
asistentes sobre la situación de las mujeres inmigrantes, la doble
explotación, la complicada situación a la que se enfrentan las
mujeres embarazadas o la crueldad del mercado laboral; unas
reflexiones que se compartieron en voz alta después de la proyección
en un pequeño debate.
Precisamente, muchas de
las sensaciones y opiniones que se pusieron en común tuvieron
continuidad al día siguiente en la charla El feliz matrimonio
entre patriarcado y capitalismo impartida por Mila de Frutos,
investigadora en temas de género.
La ponente diseccionó la
alianza criminal entre el orden capitalista y la estructura
patriarcal como un pacto del que ambos sistemas se benefician,
poniendo sobre la mesa la importancia de luchar contra ambos para
hacer efectiva la liberación de la mujer. Aunque el capitalismo y el
patriarcado comparten una concepción clasista (uno divide la
sociedad en clases y el otro en géneros), tal y como explicó Mila
de Frutos, el capitalismo por sí solo no es patriarcal, sino que
hereda y adapta esta estructura según el momento para sacar el
máximo beneficio, porque su objetivo no es la supremacía de los
hombres, sino la obtención de plusvalía. De esta manera, concluyó
que la división sexual del trabajo es funcional al capitalismo,
porque mientras las mujeres realizan trabajos de cuidados y de
reproducción, los hombres se libran de dicha carga y ven
revalorizada su fuerza de trabajo, pero en el momento en que no sea
así, el capitalismo mutará para perseguir su objetivo. Por tanto,
la conclusión del encuentro, que también compartieron las y los
asistentes, fue la necesidad de combatir ambos sistemas y sus
aparatos como responsables de la doble explotación de las mujeres.
Después de una fiesta de
autogestión celebrada el viernes 7, la Plataforma por una Sexualidad
y un Aborto Libres convocó una manifestación por el Día de la
Mujer Trabajadora que partió de la ya habitual Plaza de Fuente
Dorada. Al principio, la Plataforma marchó junto con otras
organizaciones como bloque crítico y de clase entonando gritos como
“Mujer trabajadora, libre y luchadora”, “Huelga de cuidados
contra el patriarcado” o “Aborto libre y gratuito” por las
principales calles de la ciudad.
Al llegar a Plaza España,
la Plataforma continuó hasta la Catedral, uno de los símbolos de la
opresión patriarcal, con manifestación propia para finalizar
leyendo el manifiesto elaborado para esta ocasión con gran
asistencia.
Hacía muchos años que
en Valladolid no se veía una manifestación del 8 de marzo tan
numerosa y combativa de la mano del feminismo de clase. Más
concretamente, desde que el “feminismo” institucional se hizo
hegemónico en el movimiento feminista al calor de la desmovilización
social orquestada por los mal llamados partidos de izquierda y las
cúpulas sindicales al servicio de la patronal, esta jornada de lucha
perdió capacidad de confrontación con la doble explotación que
sufre la mujer trabajadora. Pero esta situación está cambiando y el
feminismo de clase recobra fuerza y claridad en los objetivos,
llevando a la práctica la consigna de que “la lucha está en la
calle y no en el Parlamento”.
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