Más de 300
personas salieron a la calle en la manifestación convocada por
Bloque Obrero, CGT y CNT para rechazar la reforma de las pensiones
del Partido Popular.
El frío intenso
no fue un impedimento para las más de 300 personas que acudieron
ayer al mediodía a la movilización convocada por las organizaciones
anticapitalistas Bloque Obrero, CNT y CGT. Lejos de lo que se pudiera
pensar, entre los y las asistentes se encontraba gente de todas las
edades, desde jubilados y jubiladas que veían como sus pensiones
eran recortadas a jóvenes que entendían que con las exigencias que
se plantea la reforma y con las condiciones actuales del mercado
laboral difícilmente podrían obtener una pensión en el futuro.
Tras esperar unos
minutos, alrededor de las 12:20 horas la cabecera de la manifestación
salía de Plaza Portugalete portando la pancarta unitaria con el lema
“Unidad anticapitalista contra la reforma de las pensiones. Las
pensiones son nuestras y exigimos que lo sigan siendo”, seguida
de los tres bloques correspondientes a las organizaciones
convocantes. El Bloque Obrero se situaba en primera línea de la
manifestación portando una pancarta con el mensaje “Unidos
podemos vencer”.
El ambiente era
animado y combativo y mientras la comitiva subía por la calle
Angustias para continuar por la calle Torrecilla se podían oír
gritos como “Nuestras pensiones no se tocan”, “La
lucha es el único camino” o “Con la pensión de mi abuela
no se juega”. Al llegar a la calle Gondomar se cortó el
tráfico en una primera parada en la que se denunció lo que
significaba en realidad esta reforma: la destrucción del sistema
público de pensiones y la creación de más desigualdad. La
manifestación se reanudó para continuar por la calle Santa Clara
hasta llegar a la plaza del mismo nombre donde se hizo otra pausa
informativa y prosiguió por la Avenida Palencia y la calle Soto, una
de las más transitadas del barrio de La Rondilla, donde se hizo la
tercera y última parada de denuncia.
Aunque
ya faltaban pocos metros para llegar a la Plaza Alberto Fernández
(destino final de la manifestación) continuaban los gritos como “que
se queden sin pensiones los Borbones”,
“La crisis que la
paguen los capitalistas”
o “PSOE y PP la misma
mierda es”. Al
finalizar se leyó el manifiesto elaborado por las organizaciones
convocantes -que fue repartido dentro de la misma campaña en las
oficinas de INEM en días anteriores- que abordaba lo que suponía
esta reforma, qué intereses estaban detrás y nuestras propuestas
comunes.
El nuevo objetivo de la banca
Las pensiones eran
una línea roja que ningún gobierno, ni PP ni PSOE, iba a tocar.
Pero la realidad se impone y vemos que no hay promesa electoral en la
que se pueda confiar. Bajo la excusa de la insostenibilidad, y con la
connivencia de los sindicatos verticales, el Gobierno afirma que el
sistema público de pensiones tiene que transformarse, pero lo que en
realidad quiere decir es que tiene que desaparecer y pasar a manos
privadas.
No se trata de
conjeturas, sin ir más lejos la
OCDE ya ha afirmado que solo los jóvenes que contraten un plan
de pensiones privado podrán recibir retribución en su jubilación.
Y es que el capital, al igual que con educación y sanidad, no quiere
dejar pasar la oportunidad de echar sus garras a un negocio tan
rentable como los planes de pensiones. Pero, ¿en la práctica qué
significa? Que solo aquellas personas que puedan permitirse pagar
estos planes tendrán una vejez digna.
Nos exigen que
trabajemos más, de momento hasta los 67, y que coticemos durante más
tiempo – 38 años y medio-. Mención aparte merece la mujer
trabajadora que debido a que desempeña trabajos más precarios, de
menos horas y que no se reconoce la remuneración del trabajo
doméstico,
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