jueves, 2 de enero de 2014

LEY DE SEGURIDAD CIUDADANA, LEY DE HUELGA, LEY DE SEGURIDAD PRIVADA: MAYOR CONTROL, MÁS REPRESIÓN. TERRORISMO DE ESTADO PARA CONTENER LA MOVILIZACIÓN SOCIAL

(Texto debatido en asamblea del Bloque Obrero)


Este gobierno, el de la vil mentira y la corrupción, rebosante de sumisas marionetas al servicio de la burguesía y el capital, se ha desprendido de su máscara democrática mostrando sin miedo su auténtico rostro fascista.

El rostro de esta rancia y podrida derecha, la de a dios rogando y con el mazo dando, representa en su conjunto la herencia de aquellos que, tras desangrar a su propio pueblo haciendo uso del bestialismo durante la guerra, se enriquecieron a costa del autoritarismo y la brutalidad en los años de la dictadura.

No conformes con la destrucción total y absoluta de los derechos laborales de las trabajadoras y los trabajadores gracias a su reforma laboral, que no es sino una invitación al libre albedrío para empresarios sin escrúpulos quienes con total impunidad engordan sus caudales mediante la explotación y el despido gratuito, ahora desean silenciarnos.

No conformes con aumentar desproporcionadamente el precio en alimentos y servicios de primera necesidad para la ciudadanía; no conformes con las privatizaciones que destruyen servicios públicos para ofrecerlos al mejor postor, de convertir la educación en un privilegio exclusivo para hijos e hijas de adinerados y la salud en rentable negocio tan solo disponible para aquellos  y aquellas que puedan costearla, ahora pretenden encadenarnos.

No conformes con modelar el futuro de este país, transformándolo en un paraíso para empresas transnacionales que hallaran en el corrompido estado borbónico esa mano de obra barata y trabajo esclavo que tanto reclaman; no conformes con enriquecerse vilmente a costa de empobrecer a las clases populares mientras desmantelan la estabilidad de nuestros mayores y destruyen el futuro de nuestros y nuestras jóvenes, ahora consideran amordazarnos.

Esta basura fascista cuyo espíritu dictatorial les hace sentir omnipotentes, temen una futura respuesta del poder popular contra su corruptela y es por ello que pretenden criminalizar la creciente respuesta ciudadana haciendo uso de la represión y la asfixia económica contra quienes nos negamos a ser sumisos, contra quienes exigimos un cambio de modelo político, económico y social, contra quienes clamamos por un modelo equitativo y solidario.



Ley mordaza o la deriva hacia el neo-franquismo:

Que el estado necesite imponer la ley del silencio no resulta novedoso. Los miembros de aquel partido neoliberal, que tanto esfuerzo ha invertido en destruir derechos sociales y laborales, ese partido mal llamado socialista que ahora camina en la oposición disfrazado con rojo uniforme, pretendieron someter con la denominada “ley de la patada en la puerta” a un pueblo cansado de mentiras y corrupción años atrás.

Aquella puerta que el PSOE no consiguió abrir debido a la negativa del tribunal constitucional será atravesada por sus homólogos del PP variando las formas para obtener aun mejores resultados para su propio beneficio y contra nuestra libertad.

Basta con observar las desorbitantes cifras que su ley pretende imponer a los sancionados para constatar cómo los ya conocidos métodos de represión evolucionan al compás de las circunstancias actuales, optando por la vía de la destrucción económica como herramienta para atemorizar a los no sumisos.

Cifras que oscilan entre los 600.000 y 30.000 euros tal vez resulten insignificantes para aquellos sinvergüenzas bendecidos con el don de transformar sobres vacíos en brotes de jugoso parné con total impunidad, no obstante, para la inmensa mayoría, 30.000 euros no son sino el equivalente al sacrificio que supone acumular años de duro trabajo; el resto, cifras alejadas de la realidad, inimaginables para la gran mayoría.

Sus auténticas razones, por más que traten de adornar la realidad como un acto de vehemencia y preocupación por la ciudadanía, no son sino el blindaje ante futuras revueltas populares, aquí están sus palabras para que el lector pueda extraer de ellas sus propias conclusiones:


Resulta innecesario explicar todas y cada una de las faltas detalladas en su anteproyecto de ley pues estas son el reflejo de su catadura moral y falta de conciencia, del fascismo que es la sangre que corre por sus venas.

Podemos constatar cómo pretenden regular el derecho de protesta, castigando la espontaneidad de un acto no convocado o negando el permiso a aquellos que consideren conflictivos u ofensivos, en definitiva, subversivos.

Estas medidas representan la ampliación y el refuerzo de la reforma del código penal de Gallardón que busca transformar las faltas en delitos, endurecer las penas que afectan a ocupaciones reivindicativas, criminalizar la resistencia pasiva, criminalizar el uso de la red como medio para comunicar actos reivindicativos o imponer la cadena perpetua revisable negando a tantos el derecho a la reinserción, algo que atenta claramente contra los derechos humanos.

Ahora ellos decidirán quién alzará su voz y para qué, castigando severamente a aquellos y aquellas que utilicen la desobediencia civil como arma.

Hemos de sumar a estas reformas la futura modificación en la ley de huelgas que este gobierno tiene en mente aplicar pues esta en sí misma será un refuerzo más para completar estas medidas represoras que atentan contra las libertades de la clase trabajadora.

El camino hacia un estado policial:

Los dirigentes del régimen son conscientes que un estado policial es necesario para atemorizar a las masas que ellos consideren subversivas. Basta con ojear su anteproyecto de ley para verificar sus razones: Reforzar la impunidad de sus mercenarios, ampliar su margen de represión y arroparlos bajo el manto de la impunidad.

No es casualidad que uno de los redactores de esta vergonzosa reforma de ley haya sido un antiguo mando de los antidisturbios; bien podría ser anecdótico, no obstante, dicha anécdota representa una muestra de la mentalidad despótica, carencia de escrúpulos y ausencia ética de estos individuos uniformados que por decisión propia han decidido ser enemigos del pueblo.

Bastará un simple acto de insumisión o cualquier acto de resistencia pasiva o verbal para criminalizar a los no sumisos.

Los montajes policiales serán reforzados e irán en crescendo pues bastará su palabra, su acusación, de resistencia a la autoridad o destrozo de mobiliario urbano para dictaminar la falta. Ellos, haciendo uso de su autoridad, serán quienes dicten el castigo ejerciendo de jueces instantáneos, basta con ojear el apartado de sanciones en su anteproyecto de ley para constatarlo.

Bastará una simple imagen o grabación denunciando las actuaciones policiales para criminalizar a los no sumisos. Internet, junto a las nuevas tecnologías, ha servido para mostrar esa realidad siempre presente dentro del estado español que los medios oficiales tratan de ocultar, la brutalidad policial.

El estado, lejos de condenar estas conductas, criminalizará a todos aquellosy aquellas que osen mostrar ante la opinión pública su denuncia en forma de imágenes que por sí mismas retratan el auténtico rostro de estos funcionarios del régimen. Quién sabe si, aquel o aquellos que redactaron estas medidas bajo el pretexto de proteger la integridad policial, en mente tuvieran cubrirse las espaldas para cuando, al igual que ocurrió en Cataluña, estas bestias sin conciencias vuelvan a asesinar a un ciudadano golpeándolo vilmente y tal asesinato quede impune y silenciado.

De igual modo, el simple acto de cubrir nuestros rostros será considerado un delito y dicho acto será sancionado pues el estado nos querrá siempre visibles e identificables. La solidaridad con un compañero o compañera detenida por citar un ejemplo, será considerada una obstrucción a sus funciones, poco más podría añadirse, salvo la necesaria mención en forma de denuncia sobre la ley de seguridad privada que pretende otorgar a miembros de empresas privadas funciones hasta ahora propias de las llamadas fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, compartiendo junto a estos el uso de la violencia contra la ciudadanía.

Medidas absurdas y recaudatorias:

El gobierno del PP considera la ofensa a España un acto que atenta contra la seguridad ciudadana, razón suficiente para sancionar a todos aquellos y aquellas que osen lanzar críticas a su amada patria. No obstante, la dificultad para comprender que entiende este gobierno católico-fascista como ofensa a España puede traducirse en un infinito bucle de preguntas cuyas respuestas tan solo el fascio conoce.

El gobierno del PP considera la intromisión en actos religiosos o deportivos actos que atentan contra la seguridad ciudadana, como si temieran la reacción de la opinión pública extranjera ante los constantes abucheos a su corrupta casa real e himno patrio o el hastío popular ante los desmanes de la casta clerical.

El gobierno del PP considera alejar la prostitución de lugares públicos en pos de proteger la tierna mirada de nuestros pequeños infantes, pues dicho acto atenta contra la seguridad ciudadana; no obstante, para ellos la vía recaudatoria a costa del eslabón más débil resulta más satisfactoria que la regularización y estabilidad de estas trabajadoras o la lucha contra la explotación sexual y la trata de blancas.

Basta con ojear el apartado de faltas leves en general para constatar cómo el gobierno fascista del PP, no conforme con tratar de destruir todo atisbo de resistencia popular, pretende desangrar económicamente a ciudadanos que, aún siendo ajenos a movimientos políticos o sindicales, serán sancionados por razones irrelevantes y surrealistas.

Ahora o nunca:

Desde el Bloque Obrero queremos hacer un llamamiento a la unidad, la desobediencia civil y la resistencia popular pues los ataques son constantes y el peso de las cadenas comienza a impedir futuros movimientos.

Partidos traidores a la clase obrera, títeres neoliberales arropados bajo un discurso demagógico y populista escrito en tinta roja y sindicatos verticales vendidos al capital, cuya complicidad con el poder queda evidenciada ante su papel desmovilizador de masas y escandalosa pasividad, jamás representaran esa cuerda que nos ayudará a salir del precipicio; tan solo nosotras y nosotros podemos representar ese cambio, transformar lo utópico en real; recorrer el sendero hacia el cambio social es un trabajo colectivo.

Es absurdo mirar hacia otro lado esperando no ser alcanzados por la desdicha pues todos navegamos en un mismo barco. Es absurdo negar la lucha de clases cuando la realidad del presente confirma todo aquello por lo que tantas y tantos sufrieron y lucharon.

Debemos ser capaces de romper con el miedo que a tantos paraliza pues este fortalece al parásito que el sistema del capital representa y para ello hemos de esforzarnos en ofrecer una alternativa, un proyecto de lucha viable en pos de labrar un futuro alternativo.

De igual modo los y las indiferentes, los y las de eurocopas y pasotismo, miembros honoríficos de ese gremio denominado mayoría silenciosa por el gobierno, deben comprender que la indiferencia, en cierto modo, posee cierto grado de complicidad; el fruto de su indiferencia será la negación de un futuro digno para sus propios hijos e hijas.

Pero ante todo hemos de romper con las barreras que impiden a la militancia de distintas organizaciones sociales y revolucionarias la combatividad unitaria, apartando cuantos matices puedan diferenciarnos en pos bregar conjuntamente; el enemigo no hace distinciones.


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